DECISIONES TARDÍAS
Radio el Muro
En la mañana del 13 de mayo del presente año llegó la medida tan temida por el ejecutivo. Una cuarentena total de la Provincia de Santiago, esta afecta a todas las comunas pertenecientes a dicha provincia e incluso incluye a otras comunas que forman parte de otras provincias de la región pero que tienen una estrecha relación logística y de desplazamientos con la de Santiago.
La cuarentena total es la medida más extrema del gobierno para mantener el nivel de contagio en un mínimo posible, lamentablemente para amplios sectores de la sociedad y múltiples expertos, esta medida ha llegado tarde, desde el inicio de la pandemia los alcaldes llamaban a una cuarentena total e identificar los casos para así poder tratarlo, sin embargo, la medida se dilató de manera permanente.
Amplios sectores de la opinión pública sostuvieron la necesidad que desde marzo se requería una cuarentena total y efectiva para la región. Inicialmente la oposición indicó la premura con que la medida se debía aplica. Muchos la vincularon tan solo a cálculos políticos coyunturales, pero luego se sumaban a la petición alcaldes, concejales y sectores profesionales. La respuesta del ejecutivo siempre la misma. Era impracticable la economía no lo resistiría, consecuencias apocalípticas en el horizonte.
A poco andar y ante la presión ciudadana que seguramente recordaba como un mal sueño el "octubre del 2019", el ejecutivo flexibilizó y comenzó una política de cuarentenas sectoriales. Evidentemente comenzó por las comunas más acomodadas de la región, precisamente las responsables de traer al territorio la pandemia. Lo llamativo de esta medida es que los obreros y trabajadores debieron asistir a sus ocupaciones quedando expuestos al contagio. La propagación sería una realidad, pero la economía iba bien.
Ya en el segundo mes aparecían las primeras grietas a nivel económico, despidos, cobros en masa de los seguros de cesantía. Pero, además, un costo social que se incrementaba, problemas de salud y en términos emocionales demasiado grande. De tal forma que la mayoría de las personas contagiadas han sido de la clase media y baja, son los que trabajan y hacen andar las empresas, son las manos de las fábricas, los que todos los días deben vencer la adversidad de una sociedad injusta y exponerse ante una pandemia con el solo afán de llevar el sustento a sus hogares.
Así en más las empresas comenzaron una ola de despidos con el argumento de mantener a flote sus emprendimientos. Otras tantas marcas se acogieron a una ley pensada para las PYMES, pequeños emprendimientos como Cencosud, Burger King, H&M, entre otros laboriosos emprendimientos familiares (nótese el sarcasmo). El mundo laborar se sacudía y la estabilidad de los trabajadores se pauperizaba. La economía del país se mantenía estable.
Ante el desamparo evidente los pobladores se han visto obligados a organizarse en distintas funciones para esta pandemia; creación de utensilios básicos de higiene (mascarillas y escudos faciales), limpieza de pasajes, calles y hasta ollas comunes. Todo para palear una crisis sanitaria que ya tiene elementos que nos hacen pensar que se escalara en una del tipo humanitaria.
Con la medida de la cuarentena total el gobierno muestra su incapacidad política para manejar el gobierno y conducir a Chile. No obstante, ha demostrado un manejo comunicacional efectivo para fortalecer sus decisiones económicas, para proteger en definitiva a las grandes empresas. Es tan evidente que no les interesa la población vulnerable al virus que el ministro de educación Raúl Figueroa insiste en sostener que habrá que volver a clases, gasta grandes recursos (útiles para la pandemia) para financiar una prueba Simce. El ministro de Salud Jaime Mañalich nos invitaba a tomarnos una cerveza o un cafecito guardando distancia social, incluso criticó en su minuto la suspensión de clases. La guinda de la torta el show mediático del alcalde Joaquín Lavín al intentar abrir el mall Apumanque.
A pesar de lo expuesto en el párrafo anterior el gobierno hizo caso omiso a las cifras reales de contagios y como consecuencia tenemos una cantidad de contagio diario de más de 2500 personas. Una pandemia desatada y con desenlace incierto. No hay suficientes exámenes, no están los respiradores necesarios y se acerca un copamiento del sistema.
En las calles, ya se evidencia la precariedad, el drama de los inmigrantes y tristemente las ollas comunes ya son una realidad en las poblaciones más vulnerables de nuestro país. Lo más complejo es que aún no llegamos a la fase más compleja de la pandemia.
Chile está sufriendo progresivamente y el gobierno ha tardado mucho en tomar decisiones radicales. La dignidad, una de las demandas más importantes desde el 18 de octubre del 2019, hoy es un imperativo, principalmente para la clase media y baja de nuestra sociedad. Pero tranquilo chilenos, la economía macro de nuestro país sigue estable.