CARROÑEROS

15.06.2020

Por Manuel Olivares Mérida

Que los medios de comunicación son un blanco permanente de críticas, no resulta novedad. Ya son largos meses desde el despertar ciudadano de octubre de 2019, en él, no era extraño ver como la gente aprovechaba los enlaces en vivo para mandar mensajes, levantar reclamos; entre ellos el más recurrente fue el criticar la veracidad con el que la prensa trabaja.

Sin embargo, al inicio de esta pandemia fueron precisamente los medios los que tomaron ventaja, abriendo espacios a los análisis, invitando a los sets especialistas, levantando teorías y debates. Todos los canales dedicaron sus franjas de noticias de manera casi integras al Covid-19, educaron e informaron, pero también, intimidaron y atemorizaron a la población.

Ni hablar de los matinales, una franja completa en la televisión dedicada a tratar los temas de la contingencia. Periodistas (o derechamente noteros) recorrían Santiago sedientos de escándalos y situaciones que evocan tristeza. Por otra parte, la violencia en las comunas y barrios eran expuestas con mucho interés. Curiosamente, la violencia era transmitida con mucha violencia.

Pero la prensa y por sobre todo los matinales se han comportado como animales carroñeros, explotando la desigualdad por unos puntos de rating, alimentando el miedo al virus con tal de ser vistos por un público que cuestiona poco. Indigna por momentos ver como se hurga en las miserias de las personas, por qué se exponen las carencias de solo un sector de la sociedad. Ese movimiento es deliberado y está pensado en las líneas editoriales de los canales. Pequeños detalles marcan esta tendencia. Es habitual ver verdaderas persecuciones a gente humilde, el motivo es que han roto el toque de queda o por qué no tienen mascarillas, a ellos les exponen en pantalla, muestran sus rostros para todo el país y los increpan en pantalla frente a todo Chile. Coincidentemente esas personas pertenecen a sectores sociales vulnerables de nuestro país. No importa las razones que las personas tengan, no interesan las particularidades de cada caso. Como verdaderos animales de carroña están a la espera de la presa. Sin ir más lejos, hace un par de días una persona con covid era retenida en pleno puente por sobre el río Mapocho, retenida por seguridad, encerrada y rodeada de cintas amarillas. Pues bien, ahí, como depredadores diversos medios y canales esperando una declaración del sujeto, esperando captar su cara, su pobreza, su carencia y su irresponsabilidad. Animales de carroña sedientos de sangre humilde, por qué han demostrado un particular gusto por la gente de barrios populares, en el paladar noticioso les resulta más sabroso si son pobres, si tienen hambre, sin son migrantes o delincuentes.

Esta columna no resulta una apología a quienes nos ponen en riesgo, ni a quienes rompen la paz social o la tranquilidad de los barrios. Solo me cuestiono si estos reportajes y controles televisados los habrían hecho en el barrio alto, si en marzo cuando esta pandemia estalló gracias a los viajeros privilegiados, pusieron sus cámaras en las clínicas de la cota mil. Me preguntó ¿en qué va la noticia del hijo de la senadora Van Rysselberghe? ¿Se supo el rostro o fueron a incomodar a su casa al dueño del helicóptero que rompió la cuarentena? Los carroñeros no fueron a cubrir estos casos, con suerte preguntaron en una conferencia de prensa a alguna autoridad sobre el caso, todo murió ahí.

La prensa como el gobierno busca responsabilizar a la población más pobre del avance de una pandemia que desde la autoridad no han sabido controlar. Carroñeros que gobiernan, carroñeros que informan, coludidos para convencer a la gente de que son los responsables de la crisis. Los pobres, alimento para la violencia ejecutada por parte del Estado. Violencia que es simbólica y que se incrusta en la mente de las familias a través de los medios en tiempos que estar en casa y estar expuesto a los medios es una formula casi infalible en los hogares chilenos.

No se deje engañar, no consuma la información sin antes contrastar, cuestione la información. Infórmese dentro de lo posible en torno a quienes opinan. Si le gusta la televisión (eso no se puede cuestionar, es decisión personal) al menos véala teniendo claro que hay una intencionalidad detrás de los mensajes. Los carroñeros no dejarán de serlo, son una jauría que, si no han de devorarle a usted, lo harán si es necesario entre ellos, cual caníbales.

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